Miércoles 9 de noviembre de 2022.- Juan Sandoval es un productor de tomate de la Agrícola Huertos Cañete en el sector Cai Cai de Limache, y lleva dos años usando microorganismos con excelentes resultados de crecimiento y sanidad de su cultivo de tomate. Los efectos favorables que ha observado en el suelo con el uso de estos microorganismos micorrizas (Trichodermas) son notables. "Antiguamente fumigábamos los suelos con productos que nos generaba un suelo muy inerte; y tener un suelo inerte no es económico. Con el uso de micorriza hemos podido mejorar el suelo sin el uso de otros productos que acaban con toda la riqueza que hay presente en el suelo", destacó el agricultor en un reciente seminario que analizó el uso de bioinsumos para combatir los efectos del cambio climático en el agro.
Ese fue uno de los testimonios que se presentaron en el evento "Promotores naturales de crecimiento para mitigar efectos del cambio climático en plantas", el cual reunió a agricultores, investigadores, empresas y profesionales de la ciencia y del sector en la sede del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de La Cruz, con el fin de buscar alternativas que permitan paliar los efectos negativos que la crisis climática provoca en la actividad agrícola. El seminario fue organizado por INIA y la Universidad de Chile, en el marco de una actividad de divulgación científica del proyecto de investigación Anillo-PASSA.
La primera charla presentó los beneficios del uso de moléculas vegetales antioxidantes, con las que se espera generar compuestos que puedan ser aplicados particularmente en la planta de tomate. Esta presentación estuvo a cargo de Dr. Michael Handford, investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.
Además, el Dr. Juan Pablo Martínez, investigador de INIA La Cruz, mostró una serie de resultados de estudios, en el marco del mismo proyecto, acerca del uso de biocompuestos basados en microorganismos como las "rizobacterias" (bacterias que se alojan en la zona de las raíces de las plantas), como insumos que aportan a que las plantas puedan tolerar de mejor forma la escasez de agua y la salinidad de la tierra.
La presentación final se tituló "¿Cómo contribuyen los bioinsumos a enfrentar los desafíos del cambio climático?", efectuada por el ingeniero agrónomo Cristian Estrada, director de la Red de Bioinsumos de Chile, agrupación de profesionales y empresas que promueve el uso de biofertilizantes y otros inoculantes microbianos en el sector agrícola. Esta presentación abordó las distintas bondades de la aplicación de componentes como microorganismos para mitigar efectos provocados por la sequía y salinidad, que permiten ayudar a que las plantas toleren la falta de agua, refuercen su capacidad para acceder al recurso hídrico o se blinden frente a cantidades excesivas de sal de los suelos; entre otras.
"Es muy importante acercarnos al sector agrícola para mostrar nuestros avances en el proyecto que impulsamos, que busca contribuir a mitigar el efecto de la crisis climática, en especial de la sequía y salinidad que afecta a la agricultura. Esto es vital, porque de ella depende la generación de nuestros alimentos", señaló Claudia Stange, directora del proyecto PASSA.
A su vez, Juan Pablo Martínez, del INIA de La Cruz, relevó la relevancia de "mostrar lo que se está haciendo en investigación básica y aplicada para resolver los problemas de los agricultores con sus cultivos en campo, y de esta hacer un cable a tierra entre lo que es la ciencia básica y aplicada con los manejos agronómicos requeridos por parte de los agricultores y empresas del agro".
En relación a ello, el agricultor Juan Sandoval comentó que el investigador Juan Pablo Martínez del INIA La Cruz le ha enseñado cómo usar las micorrizas en el suelo y en qué momento se incorpora en la línea de riego. "Llevo dos años usando este tipo de tecnología, que va a dar directo al suelo. He sido muy cuidadoso con la forma de aplicarlo y la verdad es que ver cómo están las plantas ahora al interior del invernadero es una maravilla", afirmó el productor agrícola que emplea también otras prácticas agroecológicas como el uso de residuos y desbrote de los cultivos para lombricultura.