Miércoles 10 de marzo de 2021.- Aprovechar el azúcar contenido en materias primas desechadas por la agroindustria nacional, para desarrollar un bioplástico con el cual se fabriquen envases de packaging para las frutas que se exportan a Europa y Asia. Eso es lo que pretende lograr una interesante iniciativa impulsada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y ejecutada por la Universidad Católica del Maule, con apoyo de la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF) y San Jorge Packaging.
Cristián Valdés, bioquímico a cargo del proyecto, explica que actualmente se está desarrollando la primera etapa que apunta a "la generación y optimización de las condiciones necesarias para el proceso de hidrólisis de los distintos residuos industriales que estamos estudiando, como la manzana, pera, uva, durazno, tomate, etc. La hidrólisis es un proceso que consiste en la obtención de azúcares reductores que se encuentran en la pulpa y cáscara de los alimentos".
Añade que los nutrientes extraídos (azúcares reductores) de los residuos de las frutas y verduras permiten el crecimiento de una bacteria productora del precursor del bioplástico, "el cual será tratado químicamente de manera de generar el material como tal, al que se le agregará propiedades antimicrobianas. Luego, éste será transformado en bolsas biodegradables, dándole forma por medio de unas máquinas extrusoras. Finalmente, se optimizarán las propiedades del material para que sea compatible con el packaging".
Economía circular
Cristián Valdés resalta también que "esta innovación genera economía circular ya que los mismos desechos de las frutas envueltas en el bioplástico puede ser utilizados como un sustrato para generar más bolsas biodegradables, las cuales a diferencia del plástico convencional se degradan en cortos períodos de tiempo, mientras que el plástico en base a petróleo puede tardar cientos de años".
La propuesta plantea cuatro grandes ventajas frente al uso de plástico convencional: la generación del sustrato inicial a partir de desechos biológicos evitando su compra de manera externa; la producción de un bioplástico compatible con procesos de packaging; la utilización de nanopartículas de cobre para disminuir el crecimiento de microorganismos en el fruto; y la implementación de un método de preparación optimizable y compatible con futuros componentes que brindan otras propiedades al material.
En esa línea, el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre, comenta que "ya está en vigencia la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje, lo cual es muy positivo para nuestro sector pues Chile es el principal exportador de fruta del hemisferio sur, destacando las cerezas, que viajan entre 30 a 35 días para llegar al mercado asiático. Traslado donde el packaging es fundamental y, por tanto, es necesario que las empresas que generan estos plásticos comiencen a evaluar alternativas sustentables gracias a innovaciones que surgen desde el propio territorio productivo. Este proyecto FIA, al igual que otros, son soluciones concretas a problemas de hoy y mañana".
Proyecciones
Cabe recordar que Chile es uno de los países que más plásticos consume en el mundo, generando cerca de 21.000 toneladas diarias y cada habitante es responsable de 1,1 kg de residuos al año, según el reporte Waste Atlas 2018. En ese sentido, el proyecto puede ayudar a reducir este problema.
En ese contexto, Valdés indica que se quiere elaborar "un paquete tecnológico, el cual será entregado a las empresas del rubro de packaging del país. Principalmente porque ya existen países que están regulando el uso del plástico, por lo cual es necesario entregar alternativas de soluciones a posibles dificultades en los envíos internacionales de nuestro país".