Jueves 2 de junio de 2022.- Diciembre es, sin duda, un mes simbólico para la Antártica. Fue el 14 de diciembre de 1911 que el noruego Roald Amundsen al mando de un equipo de cinco hombres, alcanzó el Polo Sur por primera vez en la historia.
Fue también en diciembre, pero de 2021 —hace solo seis meses—, que tuvo otro lugar otro hito relevante referido al continente blanco: en el glaciar Unión, ubicado en la Península Antártica, se instaló el primer sensor climático de un sistema denominado Red Latitudinal de Estaciones Multiparamétricas en la Estación Polar Científica Conjunta Glaciar Unión.
La iniciativa, liderada por el Instituto Antártico Chileno (INACH) —dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores—, considera la instalación de un total de 21 sensores en distintos puntos a lo largo de la península, con el propósito de medir el avance de los efectos del cambio climático.
El proyecto se materializará en la implementación de la red de sensores permanentes más austral del país, junto con perfilarse como una poderosa herramienta para entender de mejor manera la dinámica de los ecosistemas antárticos y, a su vez, aprovechar las condiciones de laboratorio natural del continente blanco frente a los impactos del calentamiento global.
El esqueleto troncal de la red contempla 2.118 km lineales, desde la base Profesor Julio Escudero, del INACH, hasta la Estación Polar Conjunta Glaciar Unión, situada a poco más de 1.000 kilómetros del Polo Sur.
Los sensores miden velocidad y dirección del viento, radiación solar, temperatura del aire, agua y suelo; humedad relativa, precipitación, profundidad de la nieve, presión barométrica, humedad del suelo y nivel y temperatura del mar.
Tecnología robusta
Sebastián Alfaro, investigador del INACH e ingeniero a cargo del proyecto, explica el propósito de éste es proveer “un sistema de monitoreo ambiental integrado en el territorio chileno antártico, que, abarcando atmósfera, océano y sísmica, permite estudiar variaciones ambientales a diferentes escalas temporales —fluctuaciones estacionales e interanuales—, con el fin de obtener información relevante, atingente y en tiempo real de variables relacionadas con cambio climático y, de esta forma, fortalecer la labor científica y predictiva para Chile continental”.
Un proyecto de tal magnitud envuelve grandes dificultades técnicas y logísticas. Por eso, fue necesario desarrollar una tecnología más robusta que permitiera contar con sensores capaces de resistir temperaturas de hasta -70 °C y fuertes vientos, condiciones que normalmente pueden afectar la vida útil de los equipos.
Alfaro comenta que, “si bien no es la primera red de estaciones que se instala, sí es la primera red de estaciones que Chile instala con un enfoque a largo plazo. La tecnología que vamos a usar para sensorizar la Antártica está diseñada para resistir las condiciones extremas que tiene el continente blanco”.
Las estaciones cuentan con tecnología que permite a los sensores operar con temperaturas de hasta -70 °C y fuertes vientos.
“La primera estación se instaló en las cercanías de la Estación Científica Polar Conjunta Glaciar Unión, el 4 de diciembre. Posteriormente, se instalaron tres puntos de monitoreo durante el resto de la Expedición Científica Antártica n°58”, añade el científico.
La segunda etapa fue liderada por el mismo Sebastián Alfaro, a lo largo de un periplo por la Península Antártica que se prolongó por tres meses, en el que materializó la instalación de sensores que operarán desde las bases Profesor Julio Escudero, en la isla Rey Jorge; Yelcho, situada en la isla Doumer, y Teniente Luis Carvajal, en la isla Adelaida.
“El resto de las estaciones de monitoreo se instalará durante las siguientes tres expediciones científicas antárticas (ECAS). Se continuará implementando sensores en las bases y refugios nacionales, para luego monitorear en sectores inhóspitos, sin infraestructura previa, pero donde sea factible implementarlos desde el punto de vista logístico, de manera que potencien el concepto de monitoreo a lo largo del gradiente latitudinal de la península”, comenta el investigador.
Observatorio
La información que se recabe a través de la red de monitoreo, cuando esté operando en su totalidad, se integrará al Observatorio de Cambio Climático (OCC), proyecto que se impulsa desde el ámbito institucional bajo la conducción del Ministerio de Ciencia.
Con la implementación del OCC se busca instalar una red de sensores descentralizada de ocho mil kilómetros de extensión, desde el norte grande de Chile hasta la Antártica, lo que permitirá recopilar datos para la formulación de acciones de mitigación y adaptación necesarias para el futuro.
“El programa Observatorio de Cambio Climático, del ministerio de Ciencia, integrará los sensores existentes dentro del territorio nacional, para así crear una red descentralizada —esto es, que incluya tanto equipos de instituciones públicas como privadas—, con adecuada densidad y variedad de instrumentos de observación de la Tierra”, explica Sebastián Alfaro.
Agrega que “el Observatorio dispondrá de una gobernanza, que establecerá estándares interoperables y que dirigirá, coordinará y facilitará colaboraciones entre la comunidad científica, la ciudadanía y los sectores público y privado”.
Esfuerzo colaborativo
El ingeniero destaca que el proyecto de las estaciones multiparamétricas en la Antártica “es un programa que se logra gracias al esfuerzo colaborativo entre los científicos del INACH, personal logístico y, en esta primera etapa, se contó con el apoyo de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) y de las Fuerzas Armadas (Armada, FACh y Ejército)”.
Para las fases siguientes, anuncia el profesional, se trabajará en conjunto con el Centro Sismológico Nacional y el Programa de Riesgo Sísmico de la Universidad de Chile. Asimismo, está prevista la instalación de sensores oceanográficos con el apoyo del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA).