Lunes 30 de septiembre de 2024.- Una innovadora herramienta que busca optimizar el uso de agua en los cultivos está probando el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), con miras a resguardar este importante recurso en medio de la sequía estructural que afecta al país. Se trata del sistema electrónico Sav(b)IA, creado para programar y accionar los sistemas de riego de manera autónoma.
Esta tecnología se encuentra en fase de prueba en un invernadero de tomates del INIA La Cruz y lo que hace es determinar automáticamente los tiempos y frecuencias de riego según las necesidades hídricas reales de las plantas, considerando la fenología del cultivo y la capacidad de retención de agua del suelo donde se encuentran ubicados.
La iniciativa cuenta con financiamiento de Corfo y es fruto de una alianza multidisciplinaria de dicho Instituto en conjunto con profesionales de distintas áreas.
Sencillo y de bajo costo
Según sus desarrolladores, Sav(b)IA se puede implementar de manera fácil y rápida en cualquier sistema de riego presurizado.
La tecnología en desarrollo utiliza un microcomputador y una interfaz electrónica conectados al sistema de riego para automatizar el proceso. El investigador del INIA La Cruz, Dr. Carlos Zúñiga, explica: "Es un sistema automático de riego que, a partir de los valores de evapotranspiración, obtenida por una estación propia o a partir de una base de datos, programa los riegos", haciendo los ajustes de manera autónoma para suministrar la cantidad exacta de agua requerida. Así, se evita tanto el exceso como el déficit en la irrigación.
La idea principal del proyecto es lograr una mayor eficiencia en el uso del agua. Además, se busca que sea un sistema de bajo costo y fácil de usar, accesible para los productores en condiciones normales. "No debería requerir mucho trabajo ni análisis complejo ya que el sistema se encargará de todo, notificando solo las acciones que realiza", acota Zúñiga.
El especialista precisa que es un prototipo escalable, es decir, se puede implementar en un campo o en un invernadero grande sin mayores complicaciones. "La idea es ofrecer una tecnología sencilla, precisa y alcanzable, que asegure la cantidad adecuada de agua para el cultivo sin afectar su desarrollo", apunta.
Pruebas
Para la prueba en un entorno relevante, se estableció una pequeña plantación de tomates bajo invernadero. Se aplicaron dos tratamientos, en el primero se riega la mitad de las plantas de acuerdo al agotamiento del agua en el suelo determinado mediante sensores de capacitancia, mientras que la otra mitad de las plantas se riega determinando mediante un lisímetro el momento en que la demanda de agua de la planta sobrepasa un umbral definido, aplicando el agua necesaria en el momento adecuado.
Ambos tratamientos se encuentran controlados por el sistema Sav(b)IA y el objetivo es determinar si el sistema es capaz de reponer de manera eficiente las necesidades de agua del cultivo, además de probar si existe una estrategia más eficiente que otra en determinar las necesidades de agua de las plantas.
Asimismo, para llevar un registro de las acciones de riego automáticas, el sistema incluye un caudalímetro y un sensor de contenido de agua en el suelo, que permiten al sistema validar y corregir sus decisiones si es necesario. Esta solución se presenta como un producto sencillo y de rápida implementación, requiriendo solo la conexión electrónica a la bomba y válvulas solenoides del sistema de riego. "Nuestro objetivo es comprobar que el sistema funciona correctamente y que puede implementarse en condiciones reales, como los que enfrentan los agricultores, demostrando que está listo para su uso práctico en el campo", asegura el Dr. Carlos Zúñiga, investigador del INIA.
Para probar la eficiencia del sistema se están usando otros equipos tales como un porómetro y cámara scholander, que son instrumentos claves para determinar el nivel de estrés hídrico de las plantas, parte esencial en la validación de la efectividad de la programación del riego realizado por el equipo.