Miércoles 2 de agosto de 2023.- Un total de cinco episodios críticos de calidad del aire acumuló el Gran Concepción en el período abril-junio de 2023, cuatro de alerta y uno de preemergencia ambiental por emisiones de material particulado.
Y si bien las situaciones de cuidado, como las emergencias, son menores en relación a otras áreas declaradas zonas saturadas, el hecho de contar con varios días con condición de aire regular ya es malo, opina el académico de la Facultad de Ciencias Ambientales, Dr. Francisco de la Barrera Melgarejo.
En el caso del Concepción Metropolitano la gestión de episodios críticos de calidad del aire se extiende entre el 1 de abril y el 30 de septiembre. "Un periodo breve, focalizado en el tiempo en que hay una confluencia de más fuentes de emisiones, donde las residenciales se suman a las de carácter permanente, como las de la industria y los vehículos", señaló el especialista.
Es justamente la contaminación que viene de las residencias la que incide mayormente en la calidad del aire. "Tenemos muchos modelos de Santiago, pero allí la contribución del sector residencial no es tan grande en relación al transporte y la industria. En el Gran Concepción el transporte no tiene una contribución tan significativa, pero sí la industria y más el sector residencial", explica el Doctor en Geografía, Planificación Territorial y Gestión Ambiental.
El investigador acota que en el ámbito industrial se han registrado importante avances en el último tiempo, como la aplicación de filtros que han contribuido a mitigar la contaminación; pero que hay hechos que evidencian el peso de la calefacción residencial en las emisiones de material particulado fino.
"Por ejemplo, el último mes no operó ninguna de las termoeléctricas en Coronel, dos están cerradas y una estuvo en paralización, y aun así los índices de calidad del aire estaban súper mal", asevera.
El académico cita que en la última actualización del inventario de contaminantes del Gran Concepción se determinó que el 59% de las emisiones contaminantes viene de la calefacción residencial, un 34% tiene origen industrial y el resto de otras fuentes, donde se incluye el transporte.
"Entonces, hay un problema con la calefacción residencial y si uno lo analiza desde un de punto de vista muy reduccionista se puede decir que se usa mucha leña, que es lo más económico, con artefactos poco eficientes, que finalmente emiten mucho material particulado. Esa es la forma más simple de explicarlo", comenta.
Mirada más amplia
Sin embargo, opina que es necesario tener una mirada más amplia sobre este tema y reconocer que si las viviendas requieren mucha calefacción es porque no son capaces de conservar el calor en el invierno.
"Uno se puede concentrar en la leña y decir que se puede mejorar, que sea más seca, que los artefactos sean más eficientes, pero el problema de fondo está en la calidad de las viviendas y de los barrios. Es un problema ambiental, pero primero es un problema de calidad de vida, de estructura urbana", dice el docente.
Agrega que esta realidad no está abordando adecuadamente, a pesar de que existen instrumentos para ello, como los subsidios del Programa de Mejoramiento de Vivienda, Barrios y entorno, que incluye un ítem de eficiencia energética (aislamiento térmico). "Pero el número de postulaciones y de entrega de subsidios es muy bajo", acota.
Los cálculos existentes indican que solo mejorando la aislación se pueden reducir hasta en un 50% los gastos de calefacción y aún más si se resuelven algunos aspectos en el origen, como por ejemplo la orientación de las ventanas, que debieran mirar al sol.
"Pero vemos que no tenemos buenos estándares de construcción ni normados ni de práctica", añade.
Con todo, el Dr. de la Barrera señala que las personas pueden tomar medidas por sí mismas para mejorar el rendimiento térmico de sus viviendas: reemplazando las ventanas comunes por térmicas, sellando filtraciones y mejorando la aislación de techos y pisos, siempre considerando que debe haber espacio para la ventilación.
"Si mejoro mucho la aislación puedo llenar de humedad la vivienda y eso es un problema que puede ser incluso peor", advierte.
Para el académico la solución para la calefacción residencial no es el reemplazo de la leña por el pellet, sino los sistemas eléctricos que deben ir a la par de artefactos eficientes y producción de energía limpia, "porque si estamos pensando en termoeléctricas el problema sigue siendo el mismo", plantea.
El otro desafío, agrega, es avanzar hacia sistemas de calefacción distrital, con fórmulas centralizadas para atender a múltiples usuarios.
Fuente: Jeannette Valenzuela Mella, UdeC