Miércoles 28 de septiembre 2022.- El arroz es uno de los cultivos que más agua consume a nivel mundial, llegando a utilizar 2.500 litros para producir 1 kilogramo de este cereal. Sobre ese escenario, un grupo de agricultores de Ñuble busca adoptar prácticas más sustentables para adaptarse a los desafíos que plantea el cambio climático, con el apoyo de expertos que están realizando pruebas para implementar como alternativa el Sistema de Intensificación del Cultivo de Arroz (SRI). Esta innovación en la gestión de los recursos permitiría disminuir hasta en un 50% la huella hídrica de esta actividad, aumentando la sustentabilidad y competitividad de los pequeños y medianos agricultores.
El proyecto –ejecutado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) Quilamapu, con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y el financiamiento Gobierno Regional– busca solucionar el principal desafío de la industria arrocera, la cual se ha visto amenazada por los efectos del cambio climático, ya que el tradicional método de cultivo por inundación es difícil de aplicar a causa de la disminución en las precipitaciones.
La ingeniera agrónoma del INIA y coordinadora de la iniciativa, Karla Cordero, comentó que "el SRI es una alternativa que podrá sostener el negocio arrocero a través del tiempo. Este sistema de cultivo climáticamente inteligente consiste en utilizar nuevas variedades aeróbicas, que utilizan menor cantidad de agua y son más eficientes en su uso".
Por su parte, la directora ejecutiva de FIA, Francine Brossard, señaló que "el arroz produce una de las huellas hídricas más grandes del mundo, utilizando 2.500 litros de agua por kilo arroz debido a que no ha superado su método de cultivo por inundación, lo cual en el contexto de cambio climático no es resiliente con las exigencias que se enfrenta nuestra agricultura. Este escenario perjudica la seguridad en la producción de este alimento clave para la canasta familiar y, por lo tanto, esta iniciativa busca instalar prácticas de manejo necesarias para acercar el mundo arrocero a la sostenibilidad".
Características
Las características principales de este sistema de cultivo climáticamente inteligente son dos: la mejora genética y las prácticas de manejo agronómico que incluyen en el uso eficiente de los recursos, y la disminución de insumos.
"Al aplicar el SRI se realiza una siembra en seco modificada donde se utiliza un 50% menos de semilla, se siembra en surco y se riega todo el ciclo sin inundar, por lo tanto, se ahorra más del 50% del agua que se utiliza en los sistemas convencionales. Otro punto destacable es que se cultiva a 30 centímetros entre hileras, lo que permite utilizar máquinas desmalezadoras que optimizan el uso de los agroquímicos, en este caso de los herbicidas, haciendo más eficiente su uso. Al ser un cultivo mecanizado de malezas permite que se oxigene el suelo, favoreciendo la formación y fortalecimiento de raíces y una captura más eficiente de los nutrientes del suelo", explicó Karla Cordero.
El proyecto se encuentra en fase de escalamiento. Tras un año de experimentación en campos de agricultores, ya existe el prototipo de protocolo productivo, lo que ha permitido resolver en conjunto las problemáticas del campo, las cuales no son representativas en predios experimentales. Por ello se ha utilizado una metodología de investigación participativa, donde los productores, asesores y personas asociadas a la cadena conforman grupos que empáticamente planifican el destino de la parcela, proponiendo soluciones a las problemáticas que surgen.