Miércoles 22 de septiembre de 2021.- Siete millones de muertes prematuras y graves problemas de salud, provoca cada año la contaminación atmosférica a nivel global. Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió endurecer los límites recomendados para la exposición de las personas a los principales compuestos que deterioran la calidad del aire, provenientes principalmente de la quema de combustibles fósiles y biomasa.
Basado en "las abundantes pruebas científicas actualmente disponibles" sobre el daño que causan a la salud humana, la OMS actualizó las directrices establecidas en 2005 y fijó umbrales más estrictos para el material particulado fino (MP2,5) y grueso (MP10), el ozono (O3), el dióxido de azufre (SO2) y el monóxido de carbono (CO) y el dióxido de nitrógeno (NO2).
La mayor restricción se dio en este último contaminante, cuyo límite de exposición recomendado bajó de 40 a 10 microgramos por metro cúbico como promedio anual. Cabe considerar que el NO? genera problemas en el aparato respiratorio y su emisión en las ciudades proviene principalmente de los vehículos diésel y a gasolina.
Para el material particulado, en tanto, la OMS disminuyó el umbral de seguridad recomendado de 10 a 5 microgramos por metro cúbico como concentración anual para las finas (MP2,5), y de 20 a 15 microgramos por metro cúbico para las gruesas (MP10). Este contaminante tiene variados orígenes y es uno de los más peligrosos, ya que especialmente las partículas más finas son capaces de adentrarse en los pulmones e incluso llegar al torrente sanguíneo ocasionando enfermedades cardiovasculares y respiratorias
Los límites de exposición para los diferentes contaminantes que establece la OMS no son un mandato legal para ningún país, pero son una referencia importante y constituyen un fuerte llamado de atención para que los Gobiernos establezcan políticas y acciones de control de la polución atmosférica que realmente cuiden la salud de las personas.
Según ha señalado el mismo organismo, en 2019 más del 90% de la población mundial vivía "en zonas donde los niveles de concentración superaban los indicados en las directrices de la OMS sobre la calidad del aire de 2005 para exposiciones prolongadas a MP2,5". Con las nuevas directrices, ese porcentaje aumentará, obligando a mayores esfuerzos de las institucions públicas y privadas para frenar este flagelo ambiental.