Viernes 25 de junio de 2021.- Las asociaciones y cámaras de pesca de Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, México, Costa Rica, El Salvador, Colombia, Ecuador y Perú se comprometieron a recuperar redes y aparejos de pesca en desuso para su reciclaje, estableciendo como primera meta la entrega de 1.500 toneladas de estos residuos.
Así quedó establecido en la Sexta Reunión de la Alianza Latinoamericana para la Pesca Sustentable y la Seguridad Alimentaria (ALPESCAS), celebrada en forma virtual y con sede en México, a través de la coordinación entre Canainpesca y Comepesca. En la ocasión, se firmó un acuerdo con la empresa recicladora Bureo, con el objetivo de poner en marcha la iniciativa "Segunda Vida", que busca recolectar y aprovechar los mencionados materiales para generar nuevos productos, aportando a la descontaminación de los mares.
De esta forma, los gremios pesqueros buscan proteger los océanos de "redes fantasmas", reducir la huella de carbono asociada al uso de esta materia prima, generar nuevos productos con valor agregado y aportar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, relacionados con el fomento de una industria innovadora, la producción y consumo responsable, el desarrollo de acciones por el clima y el cuidado de la vida submarina.
Osciel Velásquez, presidente de ALPESCAS, destacó que "la economía circular permite un aprovechamiento integral de los recursos pesqueros, reciclando y reutilizando diversos desechos del proceso para generar nuevos productos, contribuyendo a más negocios, y a la utilización de residuos biológicos y técnicos". También resaltó que "no existe un precedente a nivel mundial de una iniciativa similar, que agrupe a la industria de todo un continente".
Seguridad alimentaria y sostenibilidad
La sexta reunión de ALPESCAS reunió a dirigentes de la pesca industrial de diez países de América Latina, así como a especialistas de diversos organismos, que abordaron temas relacionados con el aporte de este sector a la seguridad alimentaria y la sostenibilidad en el desarrollo de sus actividades.
En ese contexto, Julio Berdegué, representante Regional para América Latina y el Caribe de la FAO, señaló que el 40% de la población en América Latina y el Caribe, vive en inseguridad alimentaria, lo que es una inmoralidad que ocurra en el siglo 21, y sin la pesca no podrá alcanzarse el objetivo de Hambre Cero. "Productividad, sostenibilidad e inclusión social es la ecuación para la pesca en este siglo; si no se resuelve, el futuro será muy incierto. Solo el año pasado, 44 millones de personas se sumaron al grupo de quienes viven en inseguridad alimentaria. Ese es el impacto de la pandemia. Ninguna otra región del mundo tuvo un incremento tan grande", planteó.
Tras manifestar su preocupación por la pesca ilegal, invitó a México, Colombia, El Salvador Guatemala y Honduras, a ratificar el Acuerdo sobre las medidas del Estado rector del Puerto que promueve la FAO. "El 20% de las capturas en el mundo son de pesca ilegal; equivalen a 23 mil millones de dólares, lo que impacta a millones de pescadores que trabajan de manera formal y respetuosa", apuntó.
Otro expositor destacado fue Ray Hilborn, profesor de ciencias acuáticas y pesqueras en la Universidad de Washington, biólogo marino y científico pesquero, conocido por su trabajo en conservación y manejo de recursos naturales en el contexto de pesquerías. El especialista subrayó que la pesca no es la principal amenaza para los océanos, indicando que produce alimentos a un costo ambiental mucho menor que la agricultura cuando se gestiona de manera sustentable.
Aseguró también que los impactos de la pesca en la biodiversidad de los océanos son muy específicos y en áreas acotadas y que las pesquerías bien gestionadas no cambian mucho los ecosistemas. En ese contexto, señaló que se deben identificar los problemas específicos y utilizar soluciones específicas, área por área.